El famoso canal de Panamá,
está situado en la zona más estrecha del
istmo centroamericano, entre la localidad de Cristóbal,
en el mar Caribe, y la de Balboa, en el golfo de Panamá,
en aguas del Pacífico, fue inaugurado en
1914 tras una de las obras de ingeniería
más extraordinarias de toda la historia.
El interés por establecer una
vía de comunicación que pusiera en contacto
las dos costas panameñas, comenzó a principios
del siglo XVI de la mano de los exploradores
de la época pero no fue hasta finales del siglo
XIX cuando la idea comenzó a parecer
realmente factible. En el año 1899
Estados Unidos creó una comisión encargada
de examinar la región para su posterior construcción.
Años más tarde, en 1905
y bajo la presidencia de Roosevelt, Estados Unidos aprobó
la construcción del canal que fue inaugurado
tan sólo nueve años más tarde tras
numerosas dificultades y una inversión de 336
millones de dólares.
El canal se extiende
a lo largo de 80 kilómetros con una profundidad
máxima de 13 metros y una anchura variable de
90 a 300 metros. Además posee tres juegos de
esclusas que salvan un desnivel de más de 25
metros y un lago artificial de 425
metros cuadrados. La travesía a lo largo
del canal, con una duración de entre siete y
ocho horas, permite a los barcos ahorrar entre 5.000
y 9.000 kilómetros, dependiendo
de la ruta, en comparación con otras alternativas
marítimas.
La importancia de esta construcción
ha supuesto un impulso colosal del comercio y la exportación
internacional además de potenciar el crecimiento
de numerosos países. El canal de Panamá,
que ha sufrido numerosas mejoras a lo largo del siglo,
es utilizado en la actualidad por más de
12.000 buques comerciales cada año en
rutas que conectan los Estados Unidos con países
de Oriente; los Estados Unidos con
la costa oeste de Sudamérica; y la costa oeste
norteaméricana con Europa, además
de otras rutas secundarias. Para ello, los barcos, que
pueden reservar el canal con meses de antelación,
deben efectuar a su paso el pago de la tarifa correspondiente.
El canal es actualmente un motivo más
de reclamo turístico. El centro de visitantes
de Miraflores, situado al este de las esclusas del mimo
nombre y equipado con salas de exposición y diversas
terrazas de observación con impresionantes panorámicas,
entre otras dotaciones, permite observar
el tránsito cercano de los buques así
como conocer de primera mano el funcionamiento de su
impresionante diseño de ingeniería y toda
su historia. Muchas de las giras turísticas por
el país incluyen visitas al canal, a su centro
de visitantes y a su elegante museo.
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